Según Unicef:

Todos los niños y niñas tienen derecho a una educación de calidad, cualquiera que sea su circunstancia. Darles el soporte adecuado es crucial para desarrollar todo su potencial. Sin embargo, en Camboya muchas niñas y niños se están quedando atrás, especialmente aquellos que viven en las áreas pobres tanto rurales como urbanas.

Camboya está haciendo un gran esfuerzo para progresar en educación. Desde 2007, el número de niños y niñas que acuden a los programas de preescolar ha aumentado el doble. Además, también se ha incrementado el número de población escolar de primaria alcanzando en el año 2017/18 un 97%.

No obstante, aunque la asistencia ha mejorado considerablemente, los niños y las niñas en Camboya siguen sin llegar al estándar educacional de calidad establecido. En el grado 3 de Primaria, cerca del 25 por ciento de los pequeños y pequeñas no sabe escribir. Solo el 27 por ciento de los niños y niñas entre 3 y 5 años son analfabetos, y el 55 por ciento de los y las adolescentes han abandonado el colegio a los 17 años. (https://www.unicef.org/cambodia/education)

Mi paso por una escuela de inglés en Cambodia entre noviembre y diciembre de 2019 me hizo constatar lo que Unicef publica en sus informes.

La historia reciente de Cambodia es muy triste y, aunque han pasado ya algunos años todavía existen secuelas del analfabetismo radical que quiso infundar en toda la población el Régimen de los Khemer Rojos.

Hoy en día, el método de enseñanza y aprendizaje en las escuelas se parece al de un entrenamiento militar. Los pequeños y pequeñas forman filas de niñas y de niños (sin mezclar) y luego repiten como loritos las palabras aprendidas el día anterior, incluyendo, en el caso de la escuela de idiomas, el deletreo y la traducción en su lengua Jemer.

Este método provoca que no procesen la información y cuando se les saca de contexto y se les realiza la misma pregunta no sepan responder.

Frente a esta situación, y sin ninguna intención de imponer ningún nuevo modelo, me ofrecí a acompañarlos en una transformación del sistema de enseñanza-aprendizaje que mejoraría notablemente la comprensión de los pequeños y pequeñas.

Para llegar a los protagonistas del aprendizaje me centré en una de las figuras más importantes de este proceso, los y las profesoras.

Formación de formadores y formadoras

Su didáctica se basaba en seguir un libro lleno de vocabulario en inglés el cual cada día, y durante las 4 horas que duraba la clase, repetían sin cesar en voz alta con el alumnado. El método era por un lado la repetición, el deletreo de las palabras y la escritura.

*Dato importante: la escritura jemer no se parece para nada a la occidental. Por lo que, los niños y niñas tienen que aprender un nuevo abecedario y una nueva escritura.

Los viernes había examen de lo que habían estado repitiendo durante la semana y se publicaban las notas en un ránking. Había niños y niñas que se ponían a llorar cuando veían sus notas. Otros, simplemente no las entendían por lo que no les daban importancia.

Al querer entender el ranking, y preguntar al director me percaté que la mitad de los y las estudiantes estaba por debajo del aprobado. Fue entonces cuando le comenté al director del colegio algo que le hizo reflexionar y pedir mi colaboración. Le dije que cuando en una clase hay más de la mitad de números de suspensos el problema no es del niño o la niña que está aprendiendo, sino que se debe a otros factores relacionados con la forma de hacer llegar el conocimiento.

Por lo que empezamos por el profesorado. Cada día nos reuníamos 2 horas para aprender nueva metodología. Empezamos por entender para qué estaban allí, ya que ignoraban el plan de estudios y carecían de una visión global, seguimos por la estructura de una clase y los recursos con los que podían contar.

Para los que me conocen os preguntaréis dónde está la tecnología y cómo la utilizaba. Deciros, primero, que aunque tienen internet carecían de ordenadores. Actualmente están realizando una campaña crowdfunding para conseguir comprar ordenadores de segunda mano para la escuela (en otro capítulo os explico el proyecto). Por otro lado, no solo la escuela carecía de ordenadores para todos (cuentan con un único ordenador) sino que los profesores y profesoras tampoco tienen en sus casas. Utilizan el mobil para todo. Por lo que os podéis imaginar que desconocían cómo utilizar ciertas herramientas para compartir conocimientos o buscar información.

El tiempo que estuve en la escuela fue corto para la cantidad de cosas que me hubiese gustado aportar. No obstante, me siento muy satisfecha por el hecho de haber provocado “el despertar” en los docentes. A partir del primer día, empezamos a introducir una metodología más participativa donde el alumnado era el centro. La tecnología era un recurso más que nos ayudaba a buscar información, aunque tenía claro que lo más importante era la capacitación de aquellos docentes. Ellos y ellas serían la clave para el aprendizaje y su formación era esencial.

Hoy en día seguimos en contacto, y cuando tienen alguna duda intercambiamos conocimientos. Mi intención es poder acompañarles en la transformación del aprendizaje hasta llegar a alcanzar los niveles de calidad para que los niños y niñas logren adquirir los conocimientos básicos y las herramientas que necesitan para triunfar el día de mañana.

Si te sientes identificad@ con esta historia y te gustaría colaborar en este proceso de transformación puedes ponerte en contacto conmigo a través del siguiente mail: hola@elaguilamiope.co

Otra forma de colaborar: Campaña en GoFundMe